El control postural puede ser definido como el acto
de mantener, alcanzar o restaurar un estado de equilibrio durante la postura o
actividad (Pollock et al.2000).
El equilibrio es una habilidad crucial para el
desarrollo efectivo de la motricidad gruesa y fina. Esta habilidad también se
desarrolla a muy temprana edad y normalmente vemos el equilibrio en acción
cuando el bebé aprende a voltearse por primera vez, jugar acostado sobre su
estómago, gatear, y quedarse de pie hasta poder caminar sin ayuda.
Evidentemente este desarrollo no termina aquí, podemos seguir trabajando e
incrementando nuestro equilibrio hasta la edad adulta.
Existen muchos beneficios de tener un buen
equilibrio. Es muy importante saber que un niño con habilidades correctas de postura
perderá menos energía en mantenerse estable y tendrá más energía para aprender
nuevas habilidades. Por ejemplo, cuando están aprendiendo a patear un balón, el
niño que tiene un buen equilibrio tendrá más energía para enfocarse en aprender
una buena técnica y la coordinación ojo-pie necesaria para patear el balón correctamente.
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